jueves, 28 de noviembre de 2013

HABLANDO DE EUFEMISMOS, MEDIAS VERDADES, CORTINAS DE HUMO.




Alfredo (Bux) nos presentó esta reflexión. Nos recomendó para ello leer a Georges Lakoff: No pienses en un elefante. 

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EXPERIENCIA o MATERIALES - Reflexión sobre el lenguaje.
·       Nombre: Eufemismos, medias verdades, cortinas de humo. Elaboración de un diccionario (del lenguaje reaccionario al progresista).
·       Repaso de algunos campos donde se desvirtúa la capacidad de verdad de la lengua.
·       Cómo entra esta tendencia en nuestra cotidianeidad docente.
·       Elaboración de un texto colectivo (diccionario).
·       ¿A quién se dirige? (edades). 12-18 y profesionales, aunque puede adaptarse a todas las edades.
·       Persona que lo aporta - Bux.
·       Tiempo óptimo: 10 minutos de presentación, 15 de ronda, 5 de conclusión. Total, 30 minutos.
·       Cuéntanos algo más: aspectos del lenguaje que desarrolla o aborda, qué bloques, cuánto disfrutasteis haciéndolo---( lo que quieras).
·       Sería fundamental una ronda para que entre todos hagamos un vocabulario de estas palabras, con intención de desenmascararlas. Mejor ir escribiéndola con ordenador y cañón. Método de escritura colectiva en clase.
·       También estaría bien algún sistema imaginativo para colgar la idea en un panel o algo así, pero vale una simple ronda.
Lectura fundamental: Georges Lakoff: No pienses en un elefante

Palabras eufemísticas
-       División de poderes, Comunidades autónomas, Democracia, Finiquito en diferido, Justicia, Flexibilidad laboral, Expediente de Regulación de Empleo, Ajustes (en vez de recortes, LOMCE (No se pretende ninguna mejora de la calidad de la enseñanza), etc...
-       Mártires (otros cristianos fueron asesinados en la guerra, y tal vez de esos que llaman mártires, muchos fueron delatores, bendijeron cañones, aceptaron la cruzada, etc. Hay muchos santos así: S. Luis de Francia, S. Olaf, S. Esteban, guerreros canonizados por cuestiones políticas.
Los eufemismos y las medias verdades fueron típicos del Franquismo y todos los regímenes totalitarios: Democracia orgánica, partido nacional socialista de los trabajadores NSDAP, es decir, el partido nazi, etc.
Existen diferentes procedimientos para soslayar la verdad, mediatizando lo real: tomar el todo por la parte y convertir una manifestación en un disturbio, lo que queda corroborado por las imágenes acudiendo y filmando solamente los enfrentamientos. La estrategia conservadora se basa fundamentalmente en el control de los medios: no les importa que sean deficitarios e invierten incansablemente en ellos. Los bancos ahogan a los periódicos de izquierdas. Los programas progresistas sufren presiones (como recientemente El Intermedio, de la Sexta).
No se trata simplemente de mentiras, pues está visto que la gente tolera bastante la mentira, por piedad, por razones de Estado, etc. Lo mismo sucede con los errores, con las exageraciones,... Ni siquiera es una cuestión de faltar a los hechos, pues los hechos son interpretados de diferentes maneras, por muy difícil que nos parezca desde nuestro particular punto de vista.
Se perdona menos la incongruencia, la traición a los propios valores: las contradicciones son las que pasan facturas (ejemplo, decir que las becas Erasmus las reservarán para los que más lo necesitan... justificando el recorte apelando a una máxima socialista. Era más congruente, más acorde a su pensamiento, denunciar las fiestas que se corren estos jóvenes pobretones, que fue lo que hicieron en un principio: “no estamos para pagar las fiestas de los Erasmus”). Esa incongruencia sí desgasta y hace perder la confianza del electorado, de los organismos europeos, etc.
Ha sido enorme la inversión de los (mal llamados) conservadores en estudios para estructurar su pensamiento, comunicar sus ideas, definir las cuestiones con sus términos, para que otros tengan que utilizarlos si quieren saber de qué hablamos, etiquetar a los progresistas (progres, perroflautas, antisistema, etc.). Conceptos ligados a un universo emocional que tiene como referencia a la familia tradicional, con un padre autoritario “como Dios manda”, “si Dios quiere”, “gracias a Dios”, y un marco de valores donde la disciplina, la competitividad, la falta de confianza en los iguales, sumisión y agradecimiento a la autoridad, etc, son la clave. Basta activar este marco con palabras sencillas muy evocadoras.
Los marcos están formados por elementos claves sobre los que fijar la atención y definir qué se debe pensar sobre ellos. Un método infalible es apelar al miedo, que impone los valores de depredación social. Si se llega al fracaso serás un zombi (metáfora de moda sobre los desclasados), formarás parte del caldo de cultivo y origen de todos los males del mundo, drogas, terrorismo, etc. El miedo provoca que se active el modelo del padre estricto en cada uno de nosotros y nosotras.
Las izquierdas se mantienen a la defensiva. No tienen una propuesta alternativa de marco. El cambio de marco es el cambio social, pues los marcos son estructuras fundamentales en nuestra concepción del mundo. Una nueva sociedad exige un nuevo marco, y a su vez son necesarias palabras que lo activen, y que se puedan difundir, sobre todo para llevar a los del “centro”, a los indecisos o a los híbridos (con valores avanzados o retrógrados según los casos) a posiciones progresistas.
Es necesario un empoderamiento ciudadano que convierta el discurso defensivo de los progresistas en positivo. Escuela pública para todos y todas es un buen marco, frente al “no”, “no”, que se ve en muchos carteles en las manifestaciones. En positivo, hemos de insistir en el marco formado por la responsabilidad, la empatía, el orden a partir del acuerdo, el cuidado de todos y todas.
Podría pensarse que vale con presentar los hechos, los escándalos, los abusos que estamos padeciendo para que aflore la verdad, los políticos dimitan, y se produzca una mejoría democrática. Desgraciadamente (gracias a Dios) no funciona así, porque nuestro cerebro tiene otra forma de pensar, dice Lakoff, necesita marcos que encuadren las acciones para entenderlas y valorarlas. Además de nuestros intereses, hemos de definir nuestros valores (que curiosamente compartimos con muchas personas de derechas), para utilizar las metáforas adecuadas que permitan el cambio social frente a las que nos imponen en beneficio de unos pocos.
Muchos son los aspectos que dividen a las personas progresistas entre sí, pues unas están centradas en intereses locales, otras son idealistas frente a las pragmáticos, otras buscan cambios radicales frente a las que solo conciben los moderados y paulatinos, las militantes de las simpatizantes, las que se centran en avances socioeconómicos frente a las antiautoritarias por encima de todo, las espiritualistas (muchas cristianas, la mayoría de cristianas), las ecologistas... Las progresistas tienden a agrandar estas diferencias entre ellas, a afirmarse frente al otro, pero de lo que se trata es compartir con otros progresistas un mismo marco, que se sume más y más gente a su terminología, también gente de centro. Pero naturalmente no solo es una cuestión de terminología, de slogans, sino de ideas sobre cómo queremos que sea nuestra futura sociedad.
Analicemos estas cuestiones terminológicas por apartados.

Política. Ya visto. Hemos visto el uso político de la lengua, que sirve, de paso, para emponzoñar las relaciones entre español@s, cuando debería ser un vehículo de comunicación.
Conservadores, políticas conservadoras: no pretenden conservar nada, salvo el interés y privilegio de unos pocos. De hecho, acrecentarlo.

Terreno laboral:
Ajustes, es decir, recortes.
Flexibilidad laboral, es decir, despido libre.
ERE, en realidad, despidos masivos.
Huelga, asociándola a caos. Antes decían, con ánimo de desacreditarlas, que eran huelgas políticas. Ahora, con la misma intención, dicen que los profesores persiguen objetivos laborales. En las huelgas de transportes no es extraño encontrar servicios mínimos del 75%, lo que equivale a anular el derecho de huelga. Esto es habitual: se declaran en la constitución derechos que luego las leyes eliminan. Recurso al ejército cuando l@s trabajador@s se ponen testarudos.
Mercado laboral: comercio con la contratación de personas, siguiendo la cruda ley de la oferta y la demanda. Cosificación del ser humano.
Emprendedor@s: No facilitan en absoluto que exista en nuestro país, pues España es uno de los Estados donde más difícil es formar una empresa. Se ayuda a los jóvenes, que no son los emprendedores típicos, en vez de a los de 40-50 años, que son los que lo necesitan y pueden suponer una competencia real a las grandes empresas. La idea es abrir la puerta a pensar que si fracasas es por tu culpa solamente.
Movilidad exterior: por emigración. Ha sido muy criticado, pero esta neolengua está compuesta por conceptos que intentan minimizar el desgaste social y electoral.

Ecología:
Si a las personas ecologistas les gustan las palabras sano, vida, natural, limpio, seguro,... las conservadoras las utilizarán en su discurso. No van a llamar así a un “cementerio nuclear”, sino de forma que suene mejor (“Almacén temporal centralizado” y mejor aún ATC), y desde luego nada que suene a “radiactivo”.

Mujeres:
Para hablar a las mujeres, comprobaron que era eficaz para crear empatía con ellas las expresiones: “amor”, “desde el fondo del corazón”, “para los niños”. Los discursos de Bush están llenos de estas expresiones. Una variante burda de ello fue “la niña de Rajoy”, cuya torpeza al utilizar esta fórmula se volvió en su contra electoralmente hablando.
Los tacones de vértigo, vestimenta sexi, etc. son lugares donde se cultiva el sexismo, y la hipersexualización de la mujer, por ejemplo en los disfraces de fiestas Halloween o en anuncios publicitarios. Véase el anuncio sobre la Real Academia. Para detectarlo (y los hombres tenemos problemas a veces) hay que dar la vuelta a los mensajes sospechosos, aplicarlo a los varones, o sumergirse en la nueva doctrina queer.
En mi opinión, concebir el feminismo como contrario al machismo tiene el peligro de pensar que en si en el segundo mandan los hombres, en el primero son las mujeres las que deben tener el predominio. Feminismo es desde sus orígenes la búsqueda de la igualdad y, por tanto, es contrario al sexismo. Ejemplo: hay chistes sexistas, no feministas, y si nos reímos con ellos es porque dentro de nosotr@s siempre quedan residuos de una sociedad discriminadora.

Economía:
Mercado libre: de hecho no lo es, sino que está dominado por grandes corporaciones, pero lo que quieren decir los que utilizan la expresión es que el Estado y el control democrático no deben intervenir en esta tiranía del dinero y de las grandes empresas financieras. La palabra libre seguía vendiendo hasta hace poco: libertad de enseñanza, etc... pero ahora se evita, pues está ligada a despido libre, aborto libre, amor libre, y otros términos no deseados por la derecha.
Impuesto o tributo (terminología oficial), habría que llamarlo contribución, inversión social, etc.
Externalizar el servicio, dicen ellos, se refieren a privatizar.
España va bien, brotes verdes, luz al final del túnel, etc. Formas de llamar a la paciencia de las clases bajas, frente a la realidad de una burbuja financiera, inmobiliaria, bursátil, y un nada disimulado saqueo de las pequeñas rentas.
Desaceleración (PSOE), “crecimiento económico negativo” (esto es de Guindos), etc. En realidad crisis o, realmente, recesión o decadencia (en esto casi no hay diferencias entre gobernantes del PSOE y PP).
“Incentivar la tributación de rentas no declaradas” como dijo Montoro.en vez de Amnistía fiscal, otra forma de saqueo a las arcas públicas.
Escuela:
El tema del “esfuerzo”. Muchos sabemos que hay que esforzarse para sacar una carrera o ganar unas oposiciones. Insistiendo en la palabra esfuerzo se activa la competitividad, así como la insolidaridad y el sálvese quien pueda, curiosamente no el esfuerzo colectivo ni la cooperación. Se trata de culpabilizar al alumno de sus malos resultados. Con dicha palabra se activa todo el marco, es decir, el premio, el mérito, así como la culpa y el castigo. Esto está detrás de las reválidas, es decir, pruebas objetivas de competencias, etc. Un acierto llamarlas reválidas, pues nos retrotraen al franquismo, algo que la sociedad en conjunto rechaza, en vez de pruebas de competencias bla, bla, bla y cuantos eufemismos inventen para designarlas.
Los conservadores, aliados con los neoliberales y los católicos, hacen lo que tienen que hacer: no van a llamar a la LOMCE “Ley de liquidación de la Enseñanza pública”, pues perderían. Tienen que llamarla, eufemísticamente, ley de mejora de la calidad.... Naturalmente, no quieren mejorar nada, sino al contrario, disminuir la competitividad de la escuela pública frente a la escuela concertada (se está produciendo una fuga hacia la pública), lo que significa que ahí hay que incidir en nuestro discurso en ese punto débil, en la necesidad de aumentar la calidad de la escuela pública y denunciar la labor deterioradora de las autoridades actuales. Cuando utilizan eufemismos, o como dice Lakoff, lenguaje orwelliano, es cuando tienen debilidades. Identificarlos nos ayuda a conocer esos puntos débiles y a diseñar una estrategia para combatirlos.
Libertad de enseñanza: derecho a los padres a elegir centro. En realidad privatización vía alumnado. Ahora se utilizan otros términos, porque ya no gusta en la derecha el término libre o libertad.

Conclusiones a modo de objetivos:
Conocer el lenguaje del llamado conservadurismo (aliados de católicos, ultraliberales, franquistas,…), analizarlo, comprender los valores que lo sostienen y el marco al que quieren llevarnos. Sus falsedades nos informan de sus debilidades.
Elección de un marco que nos una a todas las personas progresistas que sirva de alternativa al de derechas.
Usar metáforas de la vida cotidiana para que se una más gente al proyecto transformador, también en la escuela. Nos servirán para unificar y clarificar nuestras vidas y los esfuerzos en nuestro trabajo.
Desarrollo de un lenguaje que apele a la participación, a lo cooperativo, a un mundo más justo, igualitario, solidario, sostenible,... creando o recuperando términos como insumisión, desobediencia civil, decrecimiento, empoderamiento, resiliencia, posteconomía, asamblea, marea, fraternidad... por cierto, palabras que no siempre reconocen los diccionarios de los programas de tratamiento de texto (Word).
Crear un lenguaje proactivo, pasar de la fase reactiva, que nos impedirá tener alternativas si se produce la oportunidad de cambio. Pero siempre desde la calma, desde la seguridad de la superioridad del modelo, no desde la crispación de la derrota injusta. Si gritamos, dice Lakoff, ellos ganan, es su terreno, la crispación y el grito.

Naturalmente, la participación no solo son palabras ni solo twits, sino que en la red y en la calle las palabras nos ayudarán a conseguir una verdadera democracia.

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