Escribe:
En otro orden de cosas, hace bastante tiempo que puse en práctica en mis
clases la metodología conocida como “Filosofía para niños” (que enseguida
cambié por “Filosofía para adolescentes”)...
...que no es directamente algo
relacionado solo con la escritura, pero puede tener algunos puntos de conexión.
Si hay un hueco podría recordar las líneas básicas de ese programa.
El trabajo final que mando a mis alumnos y alumnas mayores, es una
fórmula válida para escribir libremente, atendiendo a la creatividad y la
originalidad, asuntos a los que cada día doy más importancia en mis clases,
pues estoy cansado ya de alumnos "brillantes" que lo único que hacen
es repetir lo que se les pide, porque tienen la cualidad de saber estar
atentos.
Otro aspecto interesante de estos trabajos es que resuelven de alguna
manera la dicotomía que siempre me encuentro en el curso en el que trabajo casi
todas las horas que tengo, que es 2º de bachillerato, y que tiene como
horizonte inmediato la prueba de selectividad (ahora llamada PAU). Eso me lleva
a, ya que no es el mejor momento para hacer experimentos, que una vez terminado
el curso académico les deje un espacio interesante para que escriban libremente
sobre su aprendizaje, su crecimiento, sus dudas, sus inquietudes, con el buen
resultado que pudiesteis ver en los materiales que llevé.
Entre las dudas que me surgen está el
descubrimiento de que tras el objetivo manifiesto (que escriban, que sean
creativos), está otro más oculto que es el de darme un poco de autobombo con el
trabajo en el que normalmente suele quedar bastante bien parado como profesor
(es normal, es un trabajo voluntario, y los que lo hacen lógicamente están
motivados...). Por eso me pregunto qué sentido tiene pedir un trabajo que se
hace al final de la tarea del curso, que apenas puede influir en su formación
más allá de los breves comentarios que les hago.
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